La horizontalidad es probablemente una de las características más predominantes que tiene el territorio argentino. Sin embargo, la necesidad de congregarse y del contacto humano logra acortar distancias en lo vasto y heterogéneo de la geografía haciendo que los lugares públicos de encuentro social afloren y se retroalimenten.
El programa y el terreno en el cual se desarrolla el mismo, otorgan dos pautas a resolver a las que hay que dar una única respuesta. Por un lado, se debe considerar el carácter que dota al edificio de la identidad para consagrarse como el “Pabellón Argentino” en el marco de la Exposición Internacional 2023; por otro lado, su ubicación jerárquica con respecto al predio de Tecnópolis y su relación con las demás actividades a desarrollarse en las instalaciones del evento.
La propuesta para el Pabellón Argentino replica de forma abstracta estas dos condiciones, es por ello que el edificio se concibe como una línea pura en el horizonte que genera una gran cubierta, una infraestructura sintética bajo la cual se desarrollan las actividades de carácter público. Para intensificar esta cualidad tan argentina del espíritu del encuentro se crea la “Plaza de las ciencias”.
Ésta se contrapone a la “Plaza de ceremonias” (planteada en el masterplan), conjugándolas constantemente en una articulación necesaria para poder organizar y encauzar el alto flujo de visitantes y mantener así el correcto funcionamiento del predio ferial. El espacio de acceso semicubierto de la “Plaza de las ciencias” oficia de cabecera para la recepción del público que llega desde la entrada de General Paz y se transforma en un fuelle de uso masivo entre la “Plaza de la Ceremonias” y el “Pabellón Argentino”, generando un espacio único para la escala de uso público.
Una planta baja extremadamente permeable y flexible otorga al visitante la capacidad de transitar a través de los filtros espaciales sin obstáculos, permitiendo apreciar cada instancia de sus diferentes cualidades. La circulación pública acompañada de un gran vacío vinculante que conecta los tres niveles articula el semicubierto de la “Plaza de las ciencias” y los programas interiores que requieren un mayor control medioambiental.
En el primer nivel se ubica la sala de proyección inmersiva, que con su geometría exenta rompe la regularidad de la gran cubierta. En el basamento, se desarrolla un gran espacio flexible que puede ser reconfigurado y utilizado tanto para múltiples exposiciones o para una única sala, ya sea para las muestras actuales como para las futuras. A través de sutiles lucarnas diseñadas a modo de rajas en el solado de la “Plaza de las ciencias” se permite al visitante entrever las actividades que en este basamento se desarrollan, aportando curiosidad y misterio desde el exterior hacia el interior, incentivando así la idea de travesía, recorrido y descubrimiento.
Ubicar las salas de exposiciones, el auditorio y las aulas en un basamento que hace uso de la pendiente natural del terreno permite liberar la planta baja para generar un edificio de carácter exento que jerarquiza a la sala de proyección como eje espacial al mismo tiempo que permite ataques simultáneos, a través de los accesos y las visuales, desde las 4 caras del edificio. Desde el nivel de la calle “Cuenco”, el proyecto resuelve un acceso de uso alternativo para el público al nivel de basamento, y junto a este se posiciona el acceso vehicular al estacionamiento general y los programas de apoyo y servicio.
Alrededor del lago el Pabellón Argentino se reconoce como una línea en el horizonte, simple y abstracta, destacando únicamente la sala de proyección inmersiva que emerge con su forma de domo y le brinda carácter al edificio. El sistema metálico que otorga estructura a la cubierta lineal aporta una solución constructiva rápida y mecanizable, a la vez que dota al “Pabellón Argentino” de un carácter tecnológico, esbelto y liviano. El revestimiento metálico que envuelve a esta gran cubierta alude al material cuya extracción fue el principal impulso de la generación del puerto en la época de la conquista, la Plata, un componente de brillo y resplandor.
El Pabellón Argentino se define como un espacio único que destaca en su máxima expresión el espíritu de la congregación, un lugar democrático que fomenta el encuentro entre ciudadanos, una relación horizontal entre pares de iguales condiciones bajo un mismo emblema y sentimiento de unidad y pertenencia social y nacional. Obra de Federico Canavese, Martín Rodríguez-Frank y Fernando Vignoni
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