En una habitación llena de objetos, el niño elige uno. ¿Por qué justo ése? Seguramente, motivado por emociones personales (o colectivas), y por la carga imaginativa del objeto en sí. Con esta idea, nace en 1990 el Centro Studi Alessi (CSA) como un laboratorio de experimentación en el corazón de la firma italiana Alessi.
Con la guía de Laura Polinoro y Alessandro Mendini, se convoca a jóvenes diseñadores que frecuentaban en Florencia el curso del profesor Remo Buti, a interpretar objetos cotidianos en clave post pop. El objetivo era reproducir proyectivamente el proceso animista del objeto, común al mundo de la representación de los niños y las culturas primitivas (Polinoro, 1993, p.19).
El proyecto que se pensó que tendría un éxito moderado, produjo una familia de objetos lúdicos, la F.F.F. (Family Follows Fiction), que recuerdan a personajes de un cuento de hadas: ofrecen respuestas atractivas a los usos cotidianos, sugieren mediación a través del juego, y son un puente para el mundo de la imaginación. Todos objetos que, 30 años después, siguen vendiéndose, y son íconos del diseño italiano.
De esta forma, el catálogo de Alessi se enriqueció con objetos lúdicos y afectivos para adultos, que incorporaban un nuevo material al portfolio Alessi: la resina termoplástica, y proponían la colaboración con diseñadores jóvenes ya que, hasta ese momento, Alessi sólo había trabajado con los “grandes maestros” del diseño italiano. La azucarera Gino Zucchino de Guido Venturini, el destapador Diabolix de Biagio Cisotti y el salero y pimentero Lilliput de Stefano Giovannoni son de la partida.
Contemporáneamente y en esta misma línea, Alessandro Mendini trabaja para Alessi bajo una filosofía de diseño que propone dejar a los objetos expresar su propia historia, para convertirlos en juguetes y esculturas funcionales por igual.
Es así que en 1994 surge el sacacorchos Anna G., cuya figura rinde homenaje a una gran amiga del diseñador, la también diseñadora Anna Gili. Al usar el destapador, la mujer sonriente levanta sus brazos en una especie de danza alegre; hasta su vestido parece moverse con cada giro que da sobre su eje.
¿Qué es lo que Alessi desea vender? Un sacacorchos de calidad impecable y estética única. ¿Qué es lo que Alessi efectivamente vende? Una experiencia: abrir una botella de vino ya no será lo mismo a partir de Anna G. Lo que Alessi propone es explorar el mundo a partir del placer sensorial y rediseñar la vida bajo este concepto, comenzando con los objetos cotidianos.
La relación emocional entre los usuarios y los objetos se ha convertido en un extenso campo de investigación, en áreas como el diseño emocional, el diseño de experiencias a través de productos y experiencias de uso. […] Las emociones placenteras suscitadas por los objetos son elementos fundamentales en la interacción que se produce entre el usuario y el objeto (Rognoli / Ayala García, 2018 p.3).
¿Qué estrategias formales elige Alessi? El sacacorchos Anna G. es fabricado con materiales de óptima calidad, como zamak cromado -una aleación de zinc con aluminio, magnesio y cobre- para su estructura principal, y lleva un vestido de resina termoplástica en infinidad de colores y acabados; incluso estampados y ediciones especiales a partir de colaboraciones con artistas y asociaciones como (RED) o para evocar, por ejemplo, los 100 años de la firma Alessi que se cumplieron en 2021.
A partir de Anna G., toda una colección de accesorios para la cocina se despliega, siempre adoptando formas antropomorfas (como la representación del mismo diseñador en el sacacorchos Alessandro M., los tapones Anna Stop y Anna Sparkling) o zoomorfas (como el sacacorchos sommelier Parrot).
“Las personas retornan a un producto o a un lugar porque guardan recuerdos positivos de ellos. Con el fin de ayudar a los usuarios a generar esos recuerdos positivos, el diseñador planifica una experiencia cuyo arco emocional alcance puntos de intensidad similares a los picos que contiene toda buena historia. El arco debe concluir de manera satisfactoria” (Lupton, 2018, p.74).
Como escultura adorada y poética, Anna G. se exhibe en el estante de objetos de diseño del living. Al ser usada, la mano aferra el vestido plástico y ondulado de textura algo rugosa que favorece el agarre preciso. Se posiciona sobre el corcho, la cabeza de metal comienza a girar, y los brazos se elevan en una danza siempre simpática, que sólo puede crear una sonrisa en el usuario-espectador de esta mise-en-scène bien calculada por su diseñador.
Cuando los brazos de Anna G. llegan al cielo, habrá que ayudarlos a bajar para que el corcho se despegue de la botella, y el protagonismo pase al perfume y el sabor del vino. Hasta el próximo baile de Anna G.+
BIBLIOGRAFÍA
Lupton, E. (2019). El diseño como storytelling. Barcelona: Editorial GG.
Polinoro, L. (1993). Family Follow Fiction. Workshop 1991/1993. Milán: Centro Studi Alessi
Rognoli, V. / Ayala García, C. (2018). “Materia emocional. Los materiales en nuestra relación emocional con los objetos”. Revista Chilena de Diseño, Universidad de Chile.