El proyecto se ubica en la costa de Buenos Aires, Argentina, inserto en medio de un bosque de coníferas, sobre una duna que es utilizada para construir una arquitectura emocional y experiencial, a través de la conexión entre el exterior y el interior.
Esta conexión comprende la topografía natural, y utiliza el desnivel existente para construir un refugio, un lugar sin tiempo, donde se enmarca el vacío y la mirada.
La morfología del proyecto armoniza arquitectura y paisaje, con formas fluidas y orgánicas que se integran a través del corazón del proyecto: un vacío que permite conectar el bosque que rodea la casa, integrando frente y contrafrente, utilizando la duna para construir un espacio de contemplación y de silencio, un lugar para conectarse con la naturaleza.
La luz desempeña un papel fundamental en el proyecto, contribuye a crear una atmósfera única y cambiante del espacio. La arquitectura se convierte en un lienzo vivo donde la luz se filtra a través de las hojas de los árboles, creando patrones de sombra que danzan delicadamente sobre las superficies.
En este refugio en medio del bosque, la luz del sol se convierte en un elemento dinámico que transforma constantemente la percepción del espacio, invitando a experimentar una conexión más profunda con la naturaleza y consigo mismos.
Los materiales son utilizados en su estado puro, como la piedra líquida, la madera, el hierro y el vidrio, permitiendo espacios únicos por su calidez, y que requieren un mantenimiento mínimo a lo largo del ciclo de vida, integrándose orgánicamente en el entorno.
La piedra líquida emerge como el elemento distintivo y expresivo del proyecto, adaptándose a la topografía del terreno posibilita la relación sin esfuerzo entre la arquitectura y el paisaje circundante. La obra se integra materialmente al entorno y esta conexión genera un sentido de arraigo y de refugio en medio del bosque.
El diseño del paisaje se ha construido en un proceso de investigación botánico de especies nativas de la eco-región de la costa de Buenos Aires. El resultado es un diseño paisajístico tridimensional multiespecie, no solo para seres humanos, sino que sirve como soporte para otras especies.
Se propone un enfoque más orgánico y menos controlado para el diseño y el mantenimiento del jardín, cuyo diseño paisajístico no sigue patrones estáticos, sino fue pensado para evolucionar y cambiar naturalmente con el tiempo. La biodiversidad y la adaptabilidad se vuelven importantes, promoviendo la idea de dejar que las plantas crezcan y se desarrollen de forma espontánea, permitiendo que el jardín adquiera su propio ritmo y personalidad. El resultado, la belleza y la vitalidad de la naturaleza en constante cambio.
El programa se distribuye en una sola planta, se organiza mediante tres pabellones semi enterrados cuyas cubiertas se amarran al terreno construyendo una topografía absorbida por el bosque. Los pabellones se amarran mediante una cubierta jardín que cubre un espacio central entre los pabellones los cuales alojan los espacios de descanso y servicios, mientras que en el espacio central se posiciona el programa social: la cocina, comedor, living, integrados a una galería, así como a todas las cotas naturales del paisaje.
El diseño bioambiental, que considera cuidadosamente las orientaciones solares y los patrones de viento refleja nuestro compromiso con la sustentabilidad, priorizando la iluminación natural en todos los espacios, y la ventilación cruzada que permite mantener el confort térmico de manera natural.
La esencia de la arquitectura de Forest nace de un sueño, el deseo de restaurar la conexión perdida entre la naturaleza y el ser humano. Se busca revitalizar esta relación ancestral, creando espacios que inviten a la contemplación y la introspección. La arquitectura no es solo una construcción física, sino una expresión emocional y experiencial que celebra la belleza y la armonía del entorno natural. Una obra de Gonzalo Bardach.
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