Una reinterpretación de los corrales manchegos.
En las zonas rurales el problema no suele ser el espacio. Existen numerosos corrales y eras que antiguamente se utilizaban para guardar aperos o prepararlos para la labor en el campo, almacenar el producto tras recogerlo, o las semillas antes de plantarlas.
Espacios amplios, abiertos, delimitados normalmente por una tapia dejando como única conexión al viario público a través de una portada lo suficientemente ancha para que pasen con comodidad tractores y vehículos agrícolas, antes mulas y carros. En el corral encontrábamos si había suerte un pozo, y habitaciones de construcción sencilla sin más aspiraciones que servir de cobijo a todo ese material de trabajo mientras no se utilizaba.
Una familia planteó edificar en uno de estos corrales actualmente sin uso, aprovechando su amplitud, una vivienda contemporánea, eficiente y luminosa, con todas las instalaciones propias de nuestro tiempo. El corral no tenía más que unos pocos metros de fachada, lo justo para una portada, pero dentro se abre y goza de gran extensión.
Los arquitectos decidieron repartir el programa residencial de forma funcional y eficiente, en un rectángulo que dispusieron justo en medio del corral, cortándolo en dos partes.
Así se crearon dos patios, uno a cada lado de la casa, consiguiendo una estupenda calidad de iluminación y ventilación en el interior.
Los arquitectos, fijándose en la arquitectura vernácula del lugar, reinterpretando esos porches tan típicos de los patios manchegos, llevaron la fuerza del proyecto precisamente ahí. Se diseñaron unas cubiertas que abrazan esos patios para crear sombras y la posibilidad de habitar esos espacios exteriores de la misma forma que se ha hecho siempre en estos pueblos, protegiéndose del fuerte calor en verano y creando cobijo y confort interior en el invierno.
Las cubiertas suben y bajan, comprimiendo y descomprimiendo el espacio para generar riqueza espacial justo en los puntos donde más interesa. Como en el estupendo espacio de salón, estar, cocina y comedor, alto y luminoso que atraviesa de un lado a otro la vivienda, que sin duda es el lugar más espectacular de la vivienda.
Baños y dormitorios, funcionales y agradables, se reparten dentro, separados de la zona de día común, esperando a sus habitantes para ofrecer descanso y relax al final del día.
La cerámica y la madera lacada azul son los materiales más expresivos del proyecto. Encargados de expresar emociones y crear ambientes hogareños confortables, llenos de personalidad propia.
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