La diseñadora italiana visitó Buenos Aires para ser parte del Italian Design Day, un encuentro que se celebra anualmente en distintas ciudades del mundo para promover el Made in Italy.
Sólo unos días estuvo en Buenos Aires, pero llegó a conocer la Fundación Pan Klub Museo Xul Solar y el museo Malba, a recorrer el barrio de San Telmo, y a asistir a unas cuantas milongas. También realizó una visita oficial a la FADU/UBA. “Caminé 85 Km”, confiesa Sara Ricciardi apenas arranca esta entrevista. En escasos minutos, hará su presentación ante el auditorio del Istituto Italiano di Cultura, seguida de la exposición del dúo argentino Grupo Bondi, y de un conversatorio moderado por Gabi López.
Según palabras de la misma Ricciardi, el haber nacido en la ciudad de Benevento (en la región de Campania), pero residir desde hace 13 años en Milán (Lombardía), la convierte en “camparda”.
Diseñadora de producto por la NABA – Nuova Accademia di Belle Arti de Milán, realizó intercambios de estudio en Estambul y New York, al término de los cuales recibió la propuesta para ser docente de diseño social y prácticas relacionales. ¿Qué significa esto? Ni siquiera Sara lo sabía en ese momento; sólo se le advirtió que ya lo practicaba en forma natural…
En 2015 abrió su propio estudio, desde donde ofrece diseño de producto, dirección de arte, interiorismo, instalaciones y un montón de etcéteras, que sabe resolver con su dinamismo y energía inagotables. Esa misma energía que es su mayor fortaleza, pero que al mismo tiempo puede ser su mayor debilidad. Es por eso que aprendió a manejarla a través de la práctica de ikebana y danza butoh, actividades que le transmiten el balance necesario para enfocarse y crear. De Sara Ricciardi nos interesan su método para diseñar y enseñar a sus alumnos, así como su particular visión del diseño: “la forma sigue al mensaje”.
+Escuchar, comprender, y sobre todo confrontar el propio trabajo con los demás forman parte de tu cultura del proyecto…
SR Mi método para proyectar nace de una historia. Hay que crear una historia para luego entender qué materialidad tiene, qué espacialidad. Comienzo por las palabras: las escribo, las agrupo, las desarmo, las vuelvo a ordenar. La pregunta es: ¿cuál es la mejor historia para este proyecto? Cuáles son los límites, las contingencias, las complejidades. A partir de ahí, paso a crear la forma, la dinámica de interacción con los personajes. Al principio es un caos; hay que dejar que el caso aparezca para poder realmente escuchar las cosas que nos rodean. No hay que tener miedo a la incertidumbre, hay que tomarla, crear la historia y convertirla en proyecto.
+En este proceso también interviene el movimiento: la presencia del cuerpo para pensar, ¿verdad?
SR ¡Absolutamente! Es que no estamos separados del cuerpo. Nuestro cuerpo es el receptor: pensamos a través de él. Fuimos educados para comprender a través del sistema binario, porque el dualismo es más fácil: guerra-paz, naturaleza-artificio, cuerpo-mente, emotividad científica-funcionalidad. Pero cuerpo y mente son lo mismo, van juntos, son parte del todo. ¿Por qué atar al cuerpo a una segunda posición? No…
DISEÑO RELACIONAL (O SOCIAL DESIGN)
Uno de sus proyectos más queridos es Archipiélago Urbano, un conjunto de islas móviles “para estar juntos y crear momentos de fiesta”, que surgió del trabajo con sus alumnos, a partir de entender los contrastes y necesidad de gestionar la complejidad.
Explico en detalle: Sara y sus alumnos fueron invitados a desarrollar un proyecto en Palmanova, un barrio periférico de Milán. Primer paso: relacionarse con la gente que habita allí, dialogar, conocerse, entender sus necesidades. A partir de este conocimiento, llegaron a la conclusión de que las personas querían estar más tiempo juntas, compartir experiencias. Es así que la solución propuesta fue un archipiélago urbano (diseñado y construido por los alumnos) que pudiera configurarse libremente, a voluntad de los vecinos. Como resultado de este proyecto, las personas comenzaron a relacionarse entre sí, saltando todo tipo de brechas. Porque si das al otro, recibís del otro: eso es lo que Sara llama “ósmosis energética”. Y como le gusta a la designer, concluyó con una gran fiesta, buena comida, música y baile.
Otro ejemplo es POP! Abitare. Una vez más, a partir de entrar en contacto con las personas que habitan las casas populares de ciertos barrios de la periferia milanesa y de conocer sus historias, se generó un producto editorial que los tiene como protagonistas y es “la voz del verbo popular”.
+¿En qué consiste la materia que enseñás en la NABA, “diseño social”?
SR Es un proceso de planificación participativa en el que se está muy atento al contexto social. No se diseña desde arriba ni desde abajo, sino en horizontal, para poder manejar los contrastes, e intentar hacer prácticas de calificación urbana. Ese es el corte que yo elegí, porque el diseño social se puede interpretar en términos de servicios, de productos, de circularidad económica, sostenibilidad. Para mí, es diseñar la relación, es decir, el espacio que existe entre vos y ese objeto, entre vos y ese espacio; el afecto es importante.
+¿Cómo es la dinámica de trabajo en clase?
SR En la primera clase de diseño social, siempre les pido a mis alumnos que me traigan un objeto, el que consideren más importante. Pueden traer cualquier cosa… Vienen con todo tipo de objetos, muchas veces de escaso valor económico, pero que se los ha regalado su madre, su abuelo. Muchos traen objetos de tipología religiosa. Son objetos que indican un vínculo con una persona, con alguien o con algo; pero siempre son fetiches de pertenencia. Es necesario diseñar a partir de las relaciones.
LOS ETCÉTERAS
Desde su estudio de diseño independiente, Sara Ricciardi produce y gestiona proyectos de interiorismo, diseña producto e instalaciones. Además de trabajar junto a artesanos y para grandes marcas como Visionnaire, Coin Casa o Giorgetti, forma parte del colectivo The Ladies’ Room junto a Ilaria Bianchi, Astrid Luglio y la argentina Agustina Bottoni.
Durante el 2019 se encargó de la dirección de arte de La Grande Bellezza – The Dream Factory, un proyecto de mecenazgo del alto artesanato italiano para la cadena italiana Starhotels, del que resultó el perfumero Phoenix.
Recordamos la instalación que montó en la NABA para el Fuorisalone 2021: High Intensity Design Training – Training with your past, en la que columnas metalizadas se intercalan con la arquitectura, pero son blandas cual sacos de boxeo para golpear, esquivar, abrazar. O el proyecto de interiorismo para la tienda LuisaViaRomana de Florencia, que transformó en un jardín del Edén. O Pimp My Aristocracy, una hamaca a partir de pasamanería para cortinas, fuera de escala.
+Tenés proyectos muy distintos, pero todos mantienen una cierta estética. ¿Cómo se encuentra una narrativa personal en la propia producción? ¿O cómo lo encontraste vos?
SR Cada vez es diferente; no tengo un código o una ecuación matemática. Uno está en constante transformación, el contexto social que nos rodea también está en transformación. Y hay que enfrentarse a muchas cosas. Para mí, fue muy importante aprender a centrarme. Siempre fui una persona muy enérgica y tan entusiasmada, que no podía crear… Tenía que concentrarme para poder generar. Empecé a hacer ejercicios para lograr el equilibrio, prácticas de ikebana, danza milimétrica para sentir el cuerpo. Y luego aprendí a escucharme: ¿Cuáles son mis necesidades? ¿Qué cosas Sara puede y no puede hacer? Con esta dinámica canalice las energías, comencé a ser eficiente, y a entender lo que quería decir y hacer. Hay que poner mucho esfuerzo, sudor, pasión, confianza en uno mismo, y autorizarse a cometer errores. Equivocarse es importante.
HACIA UNA VERDADERA ECONOMÍA CIRCULAR
Sostenibilidad es la palabra clave que se adueñó de las agendas del diseño (y no sólo). La obligación de detenernos y pasar más tiempo en casa que nos impuso la pandemia, nos permitió repensar las formas de producción y consumo, individual y colectivas. Todos coincidimos en que construir un futuro más sostenible y amigable con el medio ambiente es el único camino posible, y el diseño tiene mucho para ofrecer en este sentido.
Invitada especialmente a exponer sobre estos temas y su propia producción durante el Italian Design Day en el Istituto Italiano di Cultura, Sara Ricciardi visitó por primera vez Buenos Aires para hablar de Re-Generación, o qué estrategias asumirá el diseño para contribuir al desarrollo ambiental, social, económico y cultural del futuro. Es necesario establecer una nueva relación entre proyecto, objeto, y ciclo productivo y distributivo.
+¿Cómo puede ayudar el diseño a pensar en un futuro más sostenible?
SR Hoy, cada uno de nosotros debemos preguntarnos qué es sustentable y cómo hacer para cumplir con la sustentabilidad. Porque tenemos el poder para decidir qué comprar, analizar nuestras opciones políticas. Una acción en el individuo es una gota, pero en la multitud es un mar. Así de importantes son las decisiones. A nivel diseño, se debe pensar cómo crear con materiales locales que luego se pueden reutilizar; entender los recursos de nuestros territorios, la tecnología actual. En mi opinión, necesitamos crear, comprender y planificar un equilibrio, incluido el político; también de una tipología comunitaria de convivencia, de materiales, de acercamiento al consumo. Hay un problema de sobreproducción y distribución increíble. Se deben crear nuevos flujos de venta, entender la dinámica del transporte, hacernos muchas preguntas.
+¿Y concretamente la industria del diseño italiano hacia dónde creés que evolucionará?
SR La pandemia decretó un gran punto de inflexión, especialmente para el mercado de la moda. A mi entender, sería importante controlar la sobreproducción, creando un sistema de stock, y transformando el modo de vender y construir el proyecto, sin tener que montar “catedrales efímeras”, como las grandes instalaciones que nos encargan para las ferias por ejemplo, que cuestan cientos de miles de euros. Sería importante trasladar esos fondos a proyectos de permanencia regenerativa urbana, lo que no es fácil, porque claramente las empresas quieren la publicidad, la imagen “instagrameable”. En cambio, hacer un proyecto sobre el territorio implica gestación, tiempo, dinámica. Hacia ahí tenemos que llevar a las empresas.
+Pero hay un cambio. El tema de la sostenibilidad se incluye en los discursos…
SR ¡Por supuesto! ¡El hecho de que hoy todos estemos hablando de sostenibilidad es extraordinario!+