De la reutilización de alfombras remanentes de las líneas modulares de El Espartano, la diseñadora Luciana González Franco desarrolló una colección de objetos de uso cotidiano.
“Me fascina trabajar con la basura. Los materiales te imponen su lógica, y es casi una magia poder transformar un desecho en un producto que es nuevamente útil”, nos cuenta Luciana González Franco. En su taller de Colegiales se dedica a la investigación y exploración de materiales de descarte de las empresas, a los cuales devuelve a la vida útil gracias al diseño.
La colección Furoshiki se inspira en el arte japonés de envolver. Es así que emplea módulos de alfombra de descarte de El Espartano, y los transforma en asientos y contenedores de líneas suaves y curvas, que expresan la gestualidad propia del material, a través del doblado y la costura también con hilo de descarte de los tejidos que produce la misma empresa.
Acá, la diseñadora explica el paso a paso de la realización de las piezas:
+Cómo inició esta colaboración con el Laboratorio de Diseño & Sustentabilidad de El Espartano?
A El Espartano le interesó el tema de la reutilización, ya tenían bastante remanente de su colección de alfombras modulares. Arranqué explorando el material, surgieron una serie de propuestas, y decidimos arrancar por los cuencos y los asientos.
+¿La idea es seguir haciendo colecciones con El Espartano?
Sí, porque tienen mucho remanente. Lo mejor sería que no existiera ese desecho. Pero existe, y ésta es una forma de canalizarlo. Creo que lo más importante es reducir todo lo que se pueda.
A través del recupero y la resignificación de elementos de descarte, Furoshiki promueve el cuidado del medioambiente y habla sobre la permanencia de los objetos y las tradiciones a lo largo del tiempo.+