Estos abrigos son un Lindor

Una antigua frazada de lana, con su uso y su historia, puede ser un tapado, un chaleco o una campera. Lourdes Chicco Ruiz y Leonor Barreiro arman abrigos tan hermosos, que son un Lindor.

“Traé tu frazada y juntos la transformamos en un tapado”. En un encuentro de tres horas, se corta la frazada, se cose y se remienda, si hace falta. Eso sí, tiene que ser una frazada de lana, no de telar. Pero las frazadas escasean, y es parte de la experiencia el encontrarlas. El resultado de este taller es un Lindor, y quienes guían el proceso son las diseñadoras Lourdes Chicco Ruiz y Leonor Barreiro.

Además de los talleres que animan a los participantes a crear su propio abrigo, Lindor ofrece distintos modelos que se producen por encargo, a partir de frazadas que el mismo comprador les acerca, o que las chicas crean con las frazadas que consiguen en compra-venta. Hay un modelo base –cuyo patrón puede descargarse gratuitamente del perfil de IG del proyecto-, que fue complejizándose a partir de la experimentación y de las exigencias del material. Se agregaron capuchas, bolsillos, y siempre que se pueda, la posibilidad de que las prendas sean reversibles.

“Con el uso, la frazada se pone cada vez mejor, más suavecita, y trae su historia: cicatrices, manchas, el tejido empieza a dañarse y ya no es un cuadrado o un rectángulo parejo. Entonces, cada vez que hacemos un tapado, es diferente cada pliegue y cada corte, porque nos tenemos que adaptar a la información que trae la frazada para aprovechar el tejido al máximo. A veces es sacar la mayor cantidad de prendas posible; y otras, la mejor condición. Es muy entretenido”, explica Leonor, diseñadora gráfica y fan del bordado.

RECUPERAR, RESCATAR

Haciendo orden en un placard, Lourdes encuentra una frazada divina, recuerda que hace unos años vio en una feria de Londres una marca nórdica que hacía sacos con frazadas, y empieza a probar. Prueba una y otra vez, hasta que encuentra un patrón y la convierte en tapado.

Se entusiasma tanto con el uso que le da al nuevo ítem, que comienza una intensa búsqueda de frazadas y ahí se suma Leonor, con la intención de agregarle a la prenda algunas intervenciones, emparchar agujeritos. Así surgió Lindor, que ya está por cumplir un año. El espíritu del proyecto tiene que ver con recuperar o rescatar esas frazadas que están en desuso, para darles una nueva funcionalidad, recuperando su historia. Así se promueve el espíritu del compartir, de lo circular, del reciclado.

+¿Cuántos modelos de Lindor existen?

¡Ya sacamos un montón! Un poco sin planearlo, vamos haciendo tandas de unas 15 prendas. Hacemos una feria y las vendemos. Cada vez van apareciendo modelos nuevos. Doce tenemos seguro, porque de un mismo modelo están el largo, el corto, con o sin capucha. También tenemos un chaleco, y un modelo nuevo que es tipo campera.

+¿Cómo es cortar un abrigo a pedido?

Podés traernos la frazada, y nosotros te armamos la prenda. Hace poco, una amiga nos trajo una frazada de la mamá, y le estamos haciendo algo para ella y su mamá. Después, otro amigo nos trajo una frazada enorme que también había sido de la mamá, y sacamos un abrigo para él y otro para su hermana. ¡Es re lindo! O pasa bastante de gente que por ahí reemplazó la frazada por un acolchado de plumas, la tienen guardada, y la convierten en abrigo para recuperarla en el uso.

+La frazada determina mucho el diseño, ¿verdad?

¡Desde ya! En general, los diseños de las frazadas tienen dos colores y el opuesto, y podés jugar con el frente y dorso, y hacer los abrigos reversibles. Por eso no les ponemos forro y la costura es a mano, porque tenés de un lado la costura a la vista como parte del diseño, y del otro lado también. Entonces, además de que la frazada cambia de color, tenés otra propuesta desde la puntada. Y no sumamos mucho más; sólo damos las terminaciones para proteger y que no se desarme, aunque sabemos que se deshilacha, y eso nos gusta. La idea siempre es que las prendas sean 100% reversibles, y cuando las frazadas son iguales en el frente y dorso, aprovechamos para hacerle bolsillos de un solo lado. También empezamos a combinar frazadas.

+¿Cómo manejan los talles?

Todas las prendas son unisex. En la última feria, una pareja eligió un abrigo entre los dos, porque lo querían compartir. Las medidas nos la da un poco la frazada, y como no es una prenda al cuerpo ni tampoco se rige por temporadas, alcanza con que te sientas cómodo. 

PRODUCIR Y CONSUMIR DE FORMA SUSTENTABLE

Un abrigo de Lindor se puede coser en un día. Pero antes, hubo que pasar por un largo proceso de toma de decisiones en cuanto a la elección de la frazada, la forma de cortarla, hacer las reparaciones con bordado. 

“Si pensáramos el proyecto desde el tiempo, tal vez nos encontraríamos cortando o haciendo un patrón siguiendo la misma medida, porque sabemos que eso funciona. Pero hay algo de lo no mensurable que nos gusta: no sabemos de dónde vino la frazada, cómo está, qué le vamos hacer. Todo es espontáneo, pero al mismo tiempo, vamos viendo cómo se articula esto con todo un mundo que va casi en la dirección opuesta. Intentamos no imponer a Lindor el peso de que tenga que funcionar. Cada una por su lado tiene sus cosas. Entonces, lo que nos da es siempre un regalo”, argumenta Lourdes, zapatera y creadora de la marca Chicco Ruiz.

+¿Qué imaginan para adelante?

¡Vamos a conquistar el mundo con frazadas! Es difícil entrar al comercio cuando ofrecés un producto que siempre va a salir diferente. Sería lindo colaborar con la toma de conciencia de que estos diseños son siempre distintos porque son manuales, y utilizan recursos que ya están dados. Un Lindor viene con la historia de nuestros textiles que ya no se hacen más, y con los diseños y colores que a todos les recuerda a alguna casa, a alguna historia. Apela a una memoria emotiva, que es medio “el almita” del proyecto, y es como volver a sentirse en ese lugar. Por suerte, hay un montón de gente trabajando en esa dirección. 

COMPARTIR, COMPARTIR 

Con Lindor, las chicas buscan compartir un saber. Y al compartir el patrón base de un Lindor, cada uno puede tener su propia aventura con la prenda. “Si bien son frazadas recuperadas, tienen mucho valor agregado desde el diseño, y nos pareció que compartir el molde era una forma de democratizarlo, y que esa posibilidad y saber pudiera estar al alcance de quien lo quiera. No se necesitan conocimientos previos, sólo paciencia y cierto gusto por la costura”.

Dar talleres es también un espacio que genera otro tipo de intercambio que les gusta, además de ser una forma de ganar audiencia, en el más amplio de los sentidos.

+¿Por qué el nombre Lindor?

La primera tanda de Lindores la hicimos en Santiago del Estero, de donde es Lourdes. Fuimos con todas las mantas a coser al medio del monte. Es un lugar muy hermoso, que invita a la introspección, y a vivir en otro tiempo. Paramos en una casa antigua muy linda, que pertenecía a la familia de un señor que todo el mundo conoce por Moyo; un señor enorme y muy callado. Cuando salíamos a bordar y coser todas las mañanas, él se acercaba con su matecito y en un momento, entre charla y charla, le preguntamos si Moyo era su verdadero nombre. Nos dijo que no, pero que su nombre le daba vergüenza: se llamaba Lindor. Fue un momento muy dulce… Lindor fue el nombre de la primera colección, y después nos pareció que así tenía que llamarse nuestra marca. Además, es una palabra que remite a algo musical, y suena mucho a Lourdes y Leonor…+