Con esta pregunta, Mariana Pittaluga introduce los textos que integran el volumen «Visiones sobre el rol social del diseño». Reflexiones sobre el libro que apenas anoche terminé de leer.
La diseñadora gráfica y doctoranda en arte latinoamericano Mariana Pittaluga compila los textos de 18 autores que, justamente, dan su visión sobre el rol social del diseño, en los campos de la arquitectura, la tipografía, la identidad visual, la planificación estratégica, el diseño de afiches, el trabajo colaborativo, y hasta la comunicación y la educación.
Las ilustraciones de Hernán Berdichevsky, Ana Sanfelippo, Pato Oliver y tantos otros, se intercalan entre los textos. Y entre éstos, me interesó especialmente el del diseñador y artista cubano Ernesto Oroza: “Desobediencia tecnológica. Notas alrededor del ventilador”. ¿Cómo? ¿Leí bien? Parece que sí. Veamos de qué se trata.
Ernesto explica que estas reflexiones son el fruto de una investigación de más de 20 años, que analiza las prácticas creativas de los cubanos a partir de la crisis económica de la década del 90, enfocándose en varios objetos, como el ventilador teléfono elepé. La necesidad de contar con un ventilador en la isla, hizo que la gente creara sus propias versiones del objeto ventilador, a partir de partes de otros objetos. El motor y el tallo pertenecían al ventilador soviético Órbita; la base se parecía a la original, pero era un teléfono roto; las aspas provenían de un disco elepé termoformado y calado en forma de hélice.
Estamos frente a un objeto de la necesidad, un objeto que «se constituye como un diagrama, un esquema que pone en relación la necesidad del individuo o de la familia con sus recursos materiales, intelectuales y tecnológicos”, dice el autor. Las tareas de reparación y reúso eran las más corrientes en los hogares cubanos y la identidad tipológica del objeto quedaba cuestionada; el ventilador sería leído como “una conjunción fortuita de partes, vísceras mecánicas, soluciones de unión, cables y materias semi-finis”.
Del abrir un objeto capitalista para repararlo, surgen un montón de reflexiones que lo llevan a desarrollar el concepto de Desobediencia Tecnológica. Aunque como joven diseñador intentaba trasladar las experiencias del diseño italiano a su contexto, entendió que reparar y reusar un objeto en ese momento en Cuba, eran actos radicales y situados de diseño.
Por supuesto, el texto es mucho más rico de lo que yo pueda resumir en unos pocos párrafos. Por éste y el resto de los 17 escritos, es que vale la pena conseguir la versión en papel del tomo editado por Wolkowicz Editores, o bien el pdf para leer en el Kindle, como el que compré yo.+