Como resultado de una residencia artística, del diseño de Cristián Mohaded, la artesanía y el paisaje turcos, nació una instalación de 5 torres que ondula sobre las playas de Bodrum, frente al mar Egeo.
En la costa suroeste de Turquía se encuentra la ciudad de Bodrum, cuyas playas miran hacia el mar Egeo. Allí se ubica el hotel Maçakizi, el lugar elegido para instalar una serie de obras site specific comisionadas a artistas y diseñadores, quienes fueron invitados a trabajar junto a artesanos de la zona, con la idea de explorar prácticas creativas individuales a través del diálogo entre distintas culturas y la naturaleza.
Between Humankind and Nature (Entre la Humanidad y la Naturaleza) fue la propuesta curatorial de Demet Muftuoglu-Eseli, co-fundador de Istanbul’74, una plataforma independiente que busca conectar el arte y la cultura de Turquía con la escena cultural internacional, a través de exhibiciones y eventos que propician diálogos multidisciplinarios creativos.
En esta oportunidad, a partir de un programa de residencia artística, fueron invitados la artista suiza Federica Perazzoli, la diseñadora y artista holando-neozelandés Sabine Marcelis, el paisajista británico Steve Messam, los artistas estadounidenses José Parlá, Rey Parlá, Mike Berg y Rachel Hayes, y los artistas turcos Mehmet Ali Uysal y Belkis Balpinar.
Entre ellos, el diseñador argentino Cristián Mohaded que, habiendo presentado varias piezas durante la Milan Design Week -como la mesa Archway para Fratelli Boffi y algunas piezas en la muestra Tememos organizada por Phillia Gallery-, viajó a Bodrum para trabajar durante tres semanas en su proyecto Waving Towers.
WAVING TOWERS (ON THE ROCKS)
Entre las rocas, el pastizal y el agua del mar Egeo, se alza un conjunto de 5 torres de distintas alturas y formas que fueron tejidas con cestería en ratán. Estas esculturas que crecen y conviven entre la naturaleza de Bodrum son el resultado del diseño de Cristián Mohaded y el saber hacer de los artesanos locales. Formas ondulantes y continuas que hablan de la cultura y la artesanía turcas. ¿Cómo fue el proceso de trabajo de esta instalación? Desde Bodrum, Cristián nos lo cuenta en esta entrevista.
+¿Cómo te enteraste del proyecto, o cómo te convocaron para ser parte?
La gente de Istanbul’74 me invitó a participar de la exposición que estaban organizando. Me contaron sobre la curaduría, que se basaba en el contacto entre las artesanías y los procesos de Turquía, y estaban interesados en que realizara un site specific para el hotel donde están instaladas todas las obras. Así fue el comienzo de esta historia…
+¿Cuáles fueron las actividades previas a la muestra: te asignaron artesanos o los elegiste vos, viste cómo trabajaban?
Empezaron mandándome información sobre las artesanías que se hacían acá. A mí me interesaba la parte de cestería, y ellos también querían que hiciera una versión de las Torres Flotantes, pero para exterior. Me compartieron las posibilidades técnicas que tenían que ver con ésto, y los materiales. Al llegar a Bodrum, visitamos a algunos artesanos, hasta que dimos con unos chicos que son de Egipto y trabajan con el ratán. Vimos la manera en que trabajaban, y encontré un par de piezas que eran muy orgánicas, de curvas y contracurvas, que me parecieron lo más interesante para poder llevar ese lenguaje al tema de las torres.
+¿Tenías una idea ya en mente, o la desarrollaste al llegar ahí y ver las posibilidades?
En el mismo taller empezamos a probar algunas cosas, a dibujar, a ver si se animaban a hacer este tipo de piezas, porque eran tres o cuatro formas en una misma pieza (no como en el proyecto de las Torres Flotantes que eran módulos independientes). Acá, un sólo módulo contenía tres o cuatro formas. Al mismo tiempo, el proceso fue muy orgánico en todo sentido: ellos interpretaron el proyecto, e hicieron las piezas en relación a las formas que yo les fui dibujando. Ninguna pieza se repite; todas son muy espontáneas.
+Las 5 torres se ubican en una explanada rocosa que da hacia el mar. ¿Por qué elegiste ese lugar del hotel para instalarlas?
El lugar se fue charlando con la curaduría, y nos pareció una buena idea que estuvieran en la playa, porque se ven de todos lados. Si llegás en barquito, son un grupo de formas que aparecen ahí, y están como esperándote. Por el lugar donde iba a ser implantada la instalación, tenía que ser una pieza muy orgánica, muy liviana, muy natural, que iba a estar rodeada de agua, aire, tierra, vegetación. Las piezas no tenían que ser contrastantes, sino que tenían que acompañar.
+¿Qué te sorprendió de la cultura de Bodrum y de la interacción con los artesanos que hicieron tu obra?
Turquía es un país con mucha historia y unos paisajes increíbles. Me sorprendió la calidez de la gente, muy amable y bien dispuesta. La organización de la residencia fue increíble con todos los artistas invitados; muy bien focalizado el proyecto y la idea: entre la humanidad y la naturaleza.
+¿Qué aprendiste con esta experiencia?
Lo que aprendí fue a dar un poco más de libertad a lo que el artesano siente, piensa o interpreta de lo que tengo en la cabeza. Obviamente, había otro formato de piezas en el comienzo, yo me imaginé otra cosa un poco más “diseñada”. Y al final, creo que fue todo mucho más rico, porque resultaron formas mucho más orgánicas, más endebles, más suaves, más naturales. Todas son esculturas independientes, pero que trabajan en grupo, y eso me parece súper interesante. El no atarme a las restricciones de lo que creía que era lo mejor para este proyecto, sino permitir que entrara la interpretación de los artesanos sobre lo que yo imaginaba, volvió todo mucho más espontáneo. Me voy con eso: el poder ser más flexible en este tipo de proyectos.
El conjunto de obras que integran Between Humankind and Nature busca reinventar nuestra relación con la naturaleza y el mundo que nos rodea, y podrá verse en el Maçakizi Bodrum Hotel hasta el 4 de septiembre.+