Diseño italiano y argentino juntos en el Decorativo

Numerosas piezas de diseño italiano dialogan con otras tantas de diseño argentino en las salas del Museo de Arte Decorativo, sobre los lazos entre Italia y Argentina.

Es un hecho verdaderamente extraordinario poder ver en Buenos Aires una exhibición como Design Italiano. La belleza de lo cotidiano entre Italia y Argentina, que hasta el 29 de enero de 2023 ocupará las salas del Museo Nacional de Arte Decorativo. Con la curaduría de la arquitecta Silvana Annicchiarico, y organizada por el Istituto Italiano di Cultura, la muestra recorre la historia del diseño industrial italiano desde la inmediata posguerra hasta nuestros días, poniéndola a dialogar con piezas de diseño argentino producidas en el mismo período.

Las 60 piezas italianas se distribuyen según 5 ejes cronológicos que cuentan la evolución de la cultura material en Italia, junto a las 21 argentinas seleccionadas de la colección de diseño del Museo de Arte Moderno, “de manera que el visitante pueda verlas en paralelo, entender las similitudes y diferencias. No se trata sólo de objetos: son el resultado de la cultura del proyecto, y se relacionan con el mercado, la industria y la economía. Pero además, cada objeto es un manifiesto, una denuncia, una declaración”, explica la curadora, que visita por segunda vez la Ciudad de Buenos Aires.

Silvana Annicchiarico

+¿Cuáles fueron los criterios para elegir los objetos?

SA Los objetos seleccionados fueron elegidos porque poseen una innovación de materiales, de tecnología, de invención de una tipología o una forma. Pero son más que objetos, son testimonios de cómo fuimos, de cómo vivimos nuestras casas, y de cómo seguimos habitándolas. Estos objetos hablan de nuestra identidad, de nuestra relación con los demás, con las cosas, con el ambiente. Me gustaría que luego de haber visto la exposición, se puedan generar interrogantes y la apertura de un diálogo fértil entre dos países de culturas lejanas, pero completamente cercanas.

+¿Cómo lograste armar la comparación con el diseño argentino? ¿Recibiste ayuda?

SA ¡Sí, absolutamente! Fue un trabajo de colaboración muy importante y profesional, del que fueron parte el Museo de Arte Moderno, la Universidad, el Istituto Italiano di Cultura, el Museo de Arte Decorativo. Seguramente, haga falta una investigación más profunda del diseño actual, porque si bien tengo muy estudiado e historizado el diseño italiano contemporáneo, en Argentina, estos estudios aún no están completos. Es por eso que nos detuvimos 20 años antes, y expusimos diseño argentino hasta 1999. 

EXHIBIR DISEÑO EN EL DECORATIVO

Montar una muestra de objetos en el Palacio Errázuriz Alvear es un enorme desafío para cualquiera que deba afrontarlo. Sus salas recargadas que combinan estilos arquitectónicos tan diversos pueden desanimar hasta al más creativo. Bruno Morello estuvo a cargo del diseño expositivo de Design Italiano, así como del diseño del catálogo. Este diseñador gráfico italiano y docente de la Università ISIA Roma/Pordenone, con amplia experiencia en el sector cultural, ha resuelto desde la puesta en escena de los desfiles en Palazzo Gucci en la época de Tom Ford, hasta muestras en la Triennale de Milán y otros museos de Italia. 

+¿Cuál fue tu reacción cuando te enteraste que la expo sería en el Museo de Arte Decorativo?

BM Cuando me mostraron las primeras fotos y videos del Museo, ¡me sorprendí! Estoy acostumbrado a espacios donde se exhibe diseño como la Triennale, que son amplios, blancos, limpios, esenciales. Cuando vi este museo pensé: “Mamma mia, cosa facciamo?” (risas). 

+¿Cómo resolviste entonces el contraste de estilos de las salas con los objetos?

BM Empezamos pensando en la liviandad, y este concepto fue clave. Decidimos apoyar los objetos sobre paralelepípedos, y utilizar los colores de las banderas argentina e italiana, pero de manera muy delicada, para que destacaran las piezas. Los objetos italianos están sobre pedestales blancos y los argentinos sobre bloques celestes. Estoy contento con el resultado y el contraste que generamos, porque no es común que el design se exhiba en espacios clásicos.

UN DIÁLOGO ENTRE ITALIA Y ARGENTINA

En la presentación de la muestra, Silvana Annicchiarico mencionó a dos argentinos que definieron el destino del diseño italiano. Por un lado, el artista, teórico y diseñador industrial Tomás Maldonado (1922-2018) fue el fundador del primer curso de diseño industrial en el Politecnico di Milano. Hasta ese momento, el diseño no era considerado una disciplina autónoma, sino una materia más de la Facultad de Arquitectura. Y en 1972, el arquitecto argentino Emilio Ambasz (1943) fue el curador de la muestra Italy: The New Domestic Landscape en el MoMA, que logró posicionar el diseño italiano en el mundo.

¿Qué relaciones podemos encontrar entre los objetos de diseño exhibidos de ambos países? En la primera sección de la muestra, aquella que contempla el período 1945-1963 (posguerra, reconstrucción y boom económico), los diseñadores se sirven de tipologías de la memoria. Varios proyectistas italianos como Vico Magistretti -con su silla Carimate– o Gio Ponti con la Superleggera (1957) trabajan a partir de un modelo del pasado. 

“Para Cassina, Gio Ponti toma una silla popular conocida como Chiavarina, y aliviana su estructura de tal forma que puede levantarse con un dedo. Y para testear su solidez, en los años 50, las Superleggera se arrojaban desde la ventana. La prueba de que están aquí, es que han resistido… Por su parte, Leonardo Aizemberg y José Rey Pastor diseñan la silla S552 en mimbre y madera torneada, que se convirtió en uno de los productos más presentes en los hogares argentinos”, menciona Silvana.

La etapa 1964-1972 (democracia objetual y fetiches del consumo), es el boom de los materiales plásticos, con la lámpara de mesa Eclisse de Vico Magistretti (1965) o la silla apilable para niños K4999 de Marco Zanuso y Richard Sapper para Kartell (1964). Y del mismo dúo, la radio portátil TS 502 para Brionvega (1964) o el teléfono Grillo para Sit Siemens (1965-1697), que logró comprimir los componentes eléctricos en un solo aparato que, además de plegarse sobre sí mismo, posee un cable largo que permitirá al usuario moverse por la habitación mientras habla. Un verdadero antecedente del teléfono celular.

Un poco más atrás en el tiempo, pero claramente en la misma línea estética, encontramos en Argentina el televisor portátil Micro 14 nt 320 de Roberto Napoli para Noblex (1975) con su carcasa de colores llamativos, o la calculadora Cifra 121 de Silvio Grichener para la División Electrónica de Fate (1973).

Los años 1973-1983 (la crisis y la comunicación de las emociones) está representada por piezas como los diseños de Alessandro Mendini y los grupos Alchimia y Memphis, que se inclinan por el diseño radical. El sillón Proust de 1978, luego producido por Cappellini a partir de 1993, se inspira en un sillón del siglo XVIII, en el que un detalle del cuadro puntillista de Paul Signac se convierte en el patrón que toma toda la superficie, desdibujando su forma. La curadora optó por exhibir una versión de escala más pequeña y en cerámica junto a la pieza original, para dar cuenta de que “hoy, el diseño puede ser más que un objeto que se replica industrialmente. Están también la artesanía, la pieza única y la serie limitada”.

“Aquí, los objetos empiezan no sólo a responder a la forma y la función, sino a comunicar emociones. Con el sillón Proust, las superficies hablan. Los objetos entran en otra dimensión. Pero por otro lado, estamos en un período de crisis social y económico en Italia, por lo que hay un retorno a las materias primas simples, al uso del monomaterial como la madera, que se evidencian en la biblioteca Nuvola Rossa de Vico Magistretti para Cassina (1977) y el perchero Sciangai de DDL para Zanotta (1973)”, amplía Silvana. 

Mientras tanto en el Sur del mundo, el diseño radical se evidencia en el espejo Blancanieves de Reinaldo Leiro para Visiva (1982) y por supuesto, en el resto de las piezas elaboradas por esta firma creada por el diseñador junto a Hugo Kogan y Ricardo Blanco, que produjo tanto muebles como objetos utilitarios y electrodomésticos.

Llegando a 1984-1998 (posmodernismo e internacionalización), las empresas italianas comienzan a contratar a diseñadores extranjeros: claro ejemplo de este período es el exprimidor Juicy Salif de Philippe Stark para Alessi (1990), un éxito rotundo de ventas al día de hoy. La innovación se evidencia en piezas como el sillón Ghost de Cini Boeri con Tomu Katayanagi para Fiam Italia (1987), “una increíble innovación tecnológica del vidrio curvado”, o la lámpara de mesa Tolomeo de Michele De Lucchi y Gianfranco Fassina para Artemide (1987) con su brazo de aluminio en equilibrio, con movimiento rotacional.

Todos conocemos (y amamos) el abrebotellas Anna G. de Alessandro Mendini para Alessi (1994). “Quise agregar dos piezas de edición especial que vienen con máscaras, las que de alguna manera protegen nuestras casas de los malos espíritus. Esto demuestra que son objetos que crean una relación de afecto con quien los posee. No son simplemente cosas…”.  

De diseño argentino, la silla Mamut de Juan María D’Alessandro y Eduardo Asseff de 1993 fue desarrollada para ámbitos escolares en torno al reciclaje, a partir del reúso de tubos de cartón fruto del descarte industrial de las bobinas de papel de diario, a los que incorpora un respaldo y un asiento de fórmica que se unen con tornillos. Aquí, la curadora encuentra una relación con las formas puras, geométricas y fuertes del diseño italiano de Ettore Sottsass.

El nuevo milenio y el diseño como profesión de masas está representado en los años 1999-2020, “con diseñadores italianos que trabajan de manera más irónica, liviana y explosiva. Algunos practican la autoproducción, como en el caso de la silla realizada con tubos de agua reciclados (Tuttitubi de Lorenzo Damiani, 2003). Está también quien hace objetos de gran impacto comunicativo como el asiento de Fabio Novembre (Nemo Glossy para Driade, 2010), o quien elige poner dentro de vasos de vidrio pequeños animalitos de colores que nos hacen sonreír (Animal Farm de Alessandra Baldereschi para Ichenforf, 2018)”, concluye Silvana.

PENSARNOS A TRAVÉS DEL DISEÑO

Como dijo una vez el maestro Mendini, a propósito de la muestra Quali cose siamo? curada por él mismo durante la III Triennale Design Museum de 2011, cuando justamente Silvina Annicchiarico era directora de ese Museo italiano: “Cada objeto posee y es una historia. Exhibidos en conjunto, crean relaciones, signos, señales e informaciones complejas. Dispuestos uno junto a otro, forman una visión. Vistos en su complejidad, son piezas de arqueología contemporánea para analizar; situaciones a pensar desde perspectivas inusuales. Es importante ocuparse no de los objetos encerrados en sí mismos, sino cuando son puestos en relación entre ellos. Es decir, inventar relaciones entre las cosas. Nosotros mismos somos las cosas entre las cosas”. 

Identificar y analizar los objetos de diseño italiano de uso cotidiano en relación con aquellos argentinos, significa pensarnos como pertenecientes a culturas que poseen una identidad individual, pero que al mismo tiempo tienen mucho en común, y tanto más por descubrir y compartir.+

PARA AGENDAR

Diseño Italiano. La belleza de lo cotidiano entre Italia y Argentina

Museo Nacional de Arte Decorativo. Av. Del Libertador 1902, CABA.

Del 23/09/2022 al 29/01/2023.

Miércoles a domingos, de 13 a 19hs. Entrada libre y gratuita.

El catálogo de la muestra puede descargarse de https://adobe.ly/3qYKtDo +