La arquitecta Marcela Coppari nos recibe en su estudio de Córdoba totalmente equipado con sus propios diseños, y nos habla de la búsqueda de nuevos materiales y vínculos.
La casa-estudio de Marcela Coppari en la ciudad de Córdoba es un completo ejercicio de arquitectura y diseño. Lo de “En casa de herrero, cuchillo de palo” no aplica en el caso de esta arquitecta, diseñadora y docente, que en un terrero largo, pero de sólo 2.4m de ancho, logró un espacio maravilloso: luminoso, aireado, cómodo y plenamente equipado con sus propios diseños.
En primer lugar, nos encontramos con el perchero de pared Antena -digno merecedor del Sello de Buen Diseño argentino y finalista del concurso ASOMA-, formado por cuatro piezas de madera y metal que se encastran con pernos imantados, lo que hace posible combinar las partes y colores de dos percheros diferentes, por ejemplo.
El punto, la línea y el plano reunidos en un objeto útil y decorativo, que reutiliza materiales sobrantes de producción.
Las sillas metálicas en donde nos sentamos para tener esta charla son las Hache, y para entender el diseño de su estructura, habrá que pararse.
Marcela toma una llave Allen para aflojar unos pequeños tornillos, y rápidamente la desarma y vuelve a armar, explicándome que, en el caso de tener más de una y de distintos colores, podríamos elegir diferentes combinaciones, según nos plazca.
Tres cuerpos iguales (mallas) componen el asiento y respaldo, mientras que dos elementos filares conforman las patas; todas piezas que encastradas y ajustadas entre sí, completan este sistema para sentarse. Por supuesto, características que hacen que la silla pueda fácilmente transportarse en una caja compacta.
La mesa sobre la cual se despliega nuestro almuerzo -deliciosas peras con queso roquefort y que maridamos con soda en sifón-, pertenece a la línea Satélites. El tablero circular es de placa fenólica con laminado plástico, y las patas metálicas poseen refuerzos que se encastran a través de pernos imantados.
De esta forma, cuando la mesa no está en uso, puede colgarse en la pared y prácticamente, desaparecer del ambiente. Pero las Satélites vienen en tres tamaños (80, 60 y 40 cm de diámetro); es por eso que la más chica puede usarse también de banco.
Sobre la mesada del sector cocina hay una muestra de Latorna, un sistema abierto de biblioteca que puede crecer y crecer, gracias a tres elementos: columnas torneadas en madera dura con piezas terminales y estantes de placa fenólica con laminado plástico o mdf laqueado, vinculados con tornillos de madera.
Latorna se comercializa en kits de 8 estantes, 24 columnas, 24 terminales y 36 pernos de encastre. Entonces, se irán sumando kits a medida que vaya creciendo nuestra biblioteca.
De abajo de la escalera sale un banquito Rolo. Con cuerpo de madera y metal, este banco individual posee tres partes que se apilan como una torre para formar el asiento, y se encastran para desarmarse y ocupar el mínimo lugar de guardado. El metal es aluminio pintado (blanco o negro) y las piezas de madera están fabricadas con placa compensada de pino, que se unen para tornear.
En una época en la que yo ambientaba locales comerciales, le compré a Marcela unos banquitos Rolo, además de los sillones Cuenco, que aunque no estén en este espacio, los describo: poseen una estructura cóncava de malla metálica que se encastra a las patas por medio de pernos imantados que hacen que las piezas (¡livianísimas!) puedan armarse y desarmarse con rapidez. Una funda textil matelaseada reforzaba la comodidad. Yo la había pedido en denim y quedaba súper…
DE SISTEMAS Y CONEXIONES
Funcionalidad, personalización, versatilidad, simpleza: son algunas de las palabras clave que describen el universo proyectual de Marcela Coppari, arquitecta por la Universidad Nacional de Córdoba, magister en diseño de procesos innovativos por la Universidad Católica de Córdoba, y docente universitaria en la carrera de diseño de interiores de la Universidad Provincial, donde enseña morfología, equipamiento y arte textil.
Cuando termina el almuerzo, me muestra su colección de libros de diseño y arquitectura, algunos objetos que colecciona de sus viajes, y abre la compu para contarme sobre los proyectos que le propone a sus alumnos de la escuela Lino Enea Spilimbergo (dependiente de la Universidad Provincial de Córdoba), con los que trabaja en instalaciones experimentales que involucran textiles y un mix de materiales; muchas veces impensados.
También me cuenta sobre varios proyectos en los que está trabajando actualmente (y que, perdón, no puedo revelar), que involucran materiales recuperados y reciclaje de plásticos, para crear mobiliario que propone otras formas de habitar los espacios. “El futuro va por ahí. Hay tanta basura que genera contaminación… El diseño tiene que actuar, y dar soluciones con respecto a esos problemas”, explica Marcela.
Menciona además, la lucha constante con los proveedores cuando les propone resolver con innovación, y las trabas con las que a menudo se encuentra por el simple hecho de ser una mujer profesional e idónea que solicita los servicios calificados de un herrero, un carpintero, un soldador, un tapicero…
“A mí me gusta diseñar; también desarrollar, pero no puedo hacer todo. Puedo ensamblar, corregir detalles, pero es fundamental encontrar proveedores confiables”.
Así y todo, confía en que esos proyectos en proceso van a llegar a buen término, y dentro de muy poco.
Módulos, sistemas de encastre, piezas conectoras, vínculos diseñados y por diseñar, ya construidos y por construir, que permitan al mismo usuario armar estructuras y hacerlas crecer, con el máximo aprovechamiento del material. Y si es recuperado, mucho mejor.
Esa es la búsqueda de Marcela Coppari.+
💥 Esta es la 6º entrega del #90mas10Tour que realizamos en Córdoba como parte del Programa Impulsar MICA del Ministerio de Cultura de la Nación, con el objetivo de expandir nuestro proyecto de comunicación de diseño, y ampliar la comunidad creativa.
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